La muchedumbre
“conectada” apenas lo advierte, pero Ani tiembla, porque aún a miles de
kilómetros de distancia, el joven que le sonríe, virtualmente, es la persona
más cercana en su vida. Por eso se hace tan extensa la pausa detrás del “hola,
como estás mi amor”.
Hace cinco años ella conoció a Maikel. Fueron amigos primero
y se enamoraron después. Ani aún se queja porque no fue amor a primera vista,
pero el cariño se volvió necesidad, crearon puentes, y en un abrir y cerrar de ojos
estaban como hechizados por un raro sentimiento donde ya no podía habitar uno
sin el otro.
Justo después de la boda la posibilidad de que su esposo se
fuera de misión a Venezuela se volvió real. Sin el tiempo suficiente de
convivencia, aún con las gavetas a medio llenar, ella se encontró el santo día
pendiente a los mensajes de texto, haciendo maromas para descifrar la magia
indescifrable del correo Nauta, parada sobre un muro para lograr una llamada
por imo.
Confiesa que es muy difícil mantener una relación a
distancia. “Las rutinas cambian, las comunicaciones tampoco ayudan. Recuerdo
que la primera vez que tuve una discusión con Maikel se me acabó el saldo y lo
dejé hablando solo. Cuando pude recargar el teléfono las cosas habían subido de
tono y él estaba realmente molesto.
“La mayoría del tiempo estoy entre melancólica, triste,
incluso deprimida. Y todas esas sensaciones me toca disimularlas a la hora de
escribir un mensaje. Cuando me conecto intento siempre parecer despreocupada,
porque mi esposo, de por sí siempre está estresado, si yo me quejo también,
entonces no aprovechamos el poco tiempo que tenemos para conversar.
“La primera vez que vi el video de la canción Androides, del Chacal, te juro que
lloré, porque es exactamente eso lo que estoy viviendo. Virtualmente todo es
más frío, más incierto, más extraño, mi Maikel a veces me parece tan lejano,
aunque pueda verlo del otro lado. Las cercanías y las distancias se confunden.
“El tema de los celos, de ambas partes tampoco ayuda. Y el
caso es que no conozco ahora las rutinas de mi esposo. Se escuchan tantas
historias. A veces cuando no me responde al momento, mi cabeza vuela. ..
“Hay días más difíciles que otros. La verdad hay algunos
insoportables. Pero los miles de kilómetros se esfuman cuando una está
escuchando una canción, mirando una película y de repente suena el teléfono, y
del otro lado tu pareja te dice estoy
escuchando a Mayco de Alma y te extraño… Y una está haciendo exactamente lo
mismo. Seguimos conectados a pesar de todo. Esos momentos destrozan cualquier
tipo de obstáculo.
“He madurado en estos meses, a la fuerza, claro. Aprendí que no puedo ponerme brava por
nimiedades, y cuando las discusiones son inevitables hay que terminarlas ahí,
perdonarse, dejar a un lado los resentimientos e irse a dormir en paz. Porque
en la distancia no hay besos, ni abrazos en la noche para hacer las paces. Se
aprende también a ser más compañera, más amiga”.
Este 14 de Febrero será el primero que celebre Ani desde una
zona Wifi, debajo de alguna sombrilla, tal vez exaltada porque a algunos les
resulta fácil mientras la imagen en su teléfono se congela cada cuatro
palabras.
Se arreglará el pelo e intentará lucir hermosa para
compartir solo 120 minutos con Maikel. Un tiempo minúsculo, pero los
sentimientos no son palabras, no son horas, a veces ni siquiera tienen rostros…
Cuando el amor es realmente fuerte, bastan segundos para tener la certeza, de
que no importan las distancias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario