Me preguntas??? Estas ansias escapan a la mera definición de profesión; son de alguna manera una especie de estigma o esencia que encuentra las palabras exactas para enmarcarte en una condición más que en un concepto… y luego la realidad es más sencilla o más complicada?: escribes porque vives y vives porque escribes.

jueves, 31 de mayo de 2018

Siempre frente al timón...



Cuando era pequeña se quedaba absorta en el portón, mirando a su papá perderse a los lejos en la carreta repleta de cañas halada por los bueyes. Los tiempos no eran los mejores. Casi todas las niñas de su edad soñaban con un par de zapatos nuevos. Pero a ella se le gastaban los ojos en el camino, en las formas que se confundían con el polvo, allá en el horizonte.
Apenas con 14 años, Magalis se enamoró  de un chofer y marchó de casa. Un día escuchó a Fidel hablar por la televisión de las oportunidades de las mujeres y aquellas palabras se le antojaron una invitación. En la primera ocasión fue a preguntar si podía unirse a los pelotones de tiro de caña. Y cuando le preguntaron si sabía manejar respondió: “Aún no, pero ya casi”.
Enseguida se puso manos a la obra. El esposo que tenía en aquel momento le prestó el camión y los compañeros también ayudaron. En unos meses ya estaba lista para examinarse, pero la cosa no fue tan fácil.Tuvo que repetir seis veces el ejercicio para conseguir la Licencia de Conducción.
Allá, en el municipio de Jesús Menéndez, por el año 87, no era bien visto que una muchacha comenzara la carrera de camionera. Le tocó enfrentar muchos prejuicios para consumar su profesión. El padre de su única hija le puso a escoger entre el camino y la familia, y ella decidió ser madre soltera, pero a tono con la Revolución, donde cada persona gozaba de los mismos derechos, sin imposiciones absurdas.
Desde muy joven se adaptó al trabajo de la zafra. Despertaba antes de la 3:00 de la mañana  y regresaba a cualquier hora. Muchas veces manejaba toda la noche y cuando fue necesario laborar 24 horas no permitió remplazo. Por eso tiempos, la mamá prácticamente criaba a su hija. Jamás faltó a su compromiso, y poco a poco se convirtió para todos en “la camionera”.
Cuando le tocaba irse movilizada para otro municipio se bañaba y dormía en su vehículo. Recuerda muchas anécdotas desagradables que ahora le causan risa. Como cuando fue a cayo Juan Claro a cargar azúcar y no la dejaban pasar porque era mujer. O la vez que un custodio no le permitía entrar al puerto de Nuevitas porque en toda su vida allí nunca habia ido una fémina frente al volante.
Magalis Chacón Gallegos en 26 años conduciendo nunca tuvo un accidente. Durante un lustro fue diputada a la Asamblea Nacional y por casi tres lustros estuvo en el Secretariado Nacional de la FMC.
Habla de Vilma Espín con cariño. Cuenta que conversó con ella muchas veces y la querida dirigente le elogiaba el pelo tan largo, las uñas bien pintadas, la feminidad con que se distinguía detrás del timón. Asegura que ha mantenido la abundancia de su cabello como un recordatorio de todo lo que Vilma le enseñó.
Magalis hace seis años tuvo que despedirse de su camión. La mamá enfermó y desde entonces se ha dedicado a cuidarla. Habla con nostalgia de sus días de zafra. Extraña el claxón, el timón, el pie en el freno por los caminos de Dios.
 La camionera ahora va por la vida conduciendo, con ojos bien abiertos, la suerte de los suyos. Tiene guardado en algún lugar de la memoria el olor de los caminos, la magia de lo desconocido que la hechizó desde muy pequeña, y siempre la convida a desafiar nuevos derroteros.

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