En las piedras de la
antiquísima Terminal, resguardada, como
retrato en sepia intocado por el tiempo, la invocación supera al manatiense. Es
ahí donde la historia nos alcanza… y de repente, con un centenario ya sobre los
rieles gastados, Manatí crece, duele, palpita a los ojos de quienes siempre
seguimos volviendo a casa.
Entre las canas de los más
viejos, a la sombra de los álamos del parque, alumbra cada día para unos
personajes singulares. Se les escucha desde las distancias caray, no porfíe, eso lo recuerdo como si fuera ayer…”Y es siempre
el otrora ingenio Argelia Libre el centro de disputas y remembranzas que las
más de las veces sacan lágrimas de los ojos cansados.
A ese diálogo entro como una
invitada silenciosa, sin el menor movimiento espero hacerme invisible…
Y EL AYER NOS ALCANZA
Con el desarrollo de la república
neoconial se profundiza la inversión de capital extranjero en toda Cuba y,
aunque desde 1905 ya se había explorado la zona que hoy pertenece a Manatí, es
justamente en el año 1912 que se hace realidad el sueño dulce de un central
azucarero. En los bolsillos de la compañía Manati sugar company fructifica el
proyecto.
Y a los pies del ingenio, marcado
con una suerte de hollín como testigo y el ruido ensordecedor de las calderas,
se fue construyendo el pueblecito con una “rara” identidad de azúcar y sal, de esa
salida primero de Monociego y luego del actual Puerto de Manatí, con sus 31 pies de calado natural
sobre los que se crearon bases de almacenamientos de tanques para mieles y
combustibles; y donde las cargas de los azúcares se hacían directamente de los
vagones de ferrocarril al vapor o de los almacenes a las embarcaciones.
Con el sol hurgando debajo de la
piel, fue el sudor de los pobladores quien hizo crecer los caminos, entre
cañaverales y locomotoras. ¿Qué cómo se movían estas? con leña sustituida luego
por carbón, hasta que en 1920 comenzó a utilizarse el petróleo y en 1945 hasta
se hicieron experimentos quemando la miel de purga para las locomotoras que
trabajaban en el patio, pero la miel no dio resultados.
Los días de enero de 1959
pusieron fin a los puños apretados que durante décadas pagaron con sangre los
lujos capitalistas de los dueños del ingenio. Y los buenos tiempos llegaron por
fin con salud y educación masiva, matizando con nuevas conquistas de
igualitarismo los viejos preceptos.
La fuente económica principal del
territorio históricamente fue la industria azucarera, mayor generadora de
empleos. A partir del proceso de reestructuración del antiguo MINAZ, y la Tarea Álvaro Reynoso, el CAI
dejó escuchar por última vez aquel conocido pito, cual despedida, que anunciaba
el fin de una época y el comienzo de un reto sin precedentes, el reordenamiento
de la vida económica y social de un municipio. La Empresa Agropecuaria
asumió las responsabilidades de ser entonces el sector de más importancia.
CON LOS BRIOS DE HOY
Nuevos proyectos han asomado por esos lares que no viven de añoranzas, ni
dejaron el coraje en el pasado. Manatí se ha transformado por los manatienses, con la convicción de que el mañana esta ahí,
al alcance del sudor de la frente.
Desde los ancianos hasta los pequeños, la celebración del centenario de
la fundación de Manatí, se ha sentido como un logro y a la vez un reto, el de
hacer más por esa realidad, que aún dista mucho de la perfección, donde
limitaciones, carencias y optimismo
transitan de la mano.
Y me salgo de las añoranzas de
los más viejos para hurgar, ahora sí, con la mirada más blanca, esas calles
donde entre baches y también lodo perdí en tantas ocasiones la piel de las
rodillas, jugué a las escondidas, me enamoré por primera vez… Manatí es una
extensión del alma que crece, desvela, y
ha marcado con una ligadura irrompible a todos sus hijos, para siempre llevarle
en las venas.
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