Hace unos días escuché a mi
vecino realmente exaltado por lo que él consideraba el colmo de los colmos en
el Manatí nuestro. Resulta que la única olla eléctrica suya, con la que cocina
todos los días, se rompió sorpresivamente a mitad de un potaje.
Rápidamente se fue al combinado
de servicios, por suerte habían entrado piezas de repuesto, pero la instalación
estaba cerrada en pleno horario laboral, con toda la calidez de un lunes. Y la
razón que alguien de las cercanías le dio mientras caminaba a su lado fue algo
así como que la unidad ya había consumido su plan de electricidad y nadie tenía
claro cuando volverían a abrir, quizás el año próximo…
Por supuesto la jarana es típica
del cubano que suele incluso reírse de sus problemas más serios, pero a mi
vecino esto se le antojó como un golpe fuerte en la cara, de esos a mano
abierta que te dejan rabiando por no poder encestar un puñetazo de riposta. Sin
un cartel en la instalación que desmintiera tal augurio, o algún trabajador
cerca, él se fue para su casa convencido que nunca más podría cocinar, y que su
potaje seguiría eternamente a medias… Fue ahí que yo le escuché vociferar desde
mi portal y en realidad me interesé por el tema.
La verdad es que a la fecha ya se
restableció la electricidad en el combinado de servicios, no fue ciertamente en
el 2016, solo fue cuestión de días. Lo triste es algunas personas como mi
vecino estuvieron en serios problemas por esta interrupción, aun cuando solo
hubiese sido cosa de un par de horas.
No voy a sumarme a la bola de
especulación que escuché al respecto, ni
a sugerir que los mecánicos fueran haciendo arreglos a domicilio, o pusieran
una mesa en las afueras para al menos vender piezas, o que aumentaran los
planes de consumo de energía. No pretendo proponer medida alguna porque no soy
la persona indicada para tomar tales decisiones, pero sería oportuno que el
entendido en cuestión tuviera la delicadeza de encontrar una solución oportuna
para este problema no volviera a repetirse.
Otra vez la desinformación hace
mella en los nuestros, nadie explica, ningún cartel anuncia y me pregunto
cuándo aprendimos tanta indolencia. En un pueblo pequeño deberían divulgarse
las noticias de interés público con mayor facilidad, lo que le incumbe a la
mayoría, y sabemos que los canales sí funcionan…
Muchas empresas y entidades
tienen como slogam la protección de los consumidores, o aquello de que el
cliente siempre tiene la razón, pero en realidad esto es un mito doloroso. Tras
planificaciones o malas decisiones es la población quien sufre las
consecuencias, y cuando hablo de ella me refiero a la gran masa trabajadora, a
la gente que con su esfuerzo hace posible que la sociedad funcione, a obreros,
maestros, médicos, gente de pueblo que merecen la viabilidad de los servicios.
Me temo que mi vecino mañana tal
vez encuentre otra cosa que de seguro clasificará para el colmo de los colmos…
y su exaltación ira como todo, cogiendo la vuelta en plata cubana. Y es que las
cosas pasan, pero lo que no debe suceder es que los horarios y los servicios
pierdan su propósito, el irrespeto no puede volverse jarana, esperemos que en
este verano haya mejores motivos para la diversión.
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