Me preguntas??? Estas ansias escapan a la mera definición de profesión; son de alguna manera una especie de estigma o esencia que encuentra las palabras exactas para enmarcarte en una condición más que en un concepto… y luego la realidad es más sencilla o más complicada?: escribes porque vives y vives porque escribes.

martes, 12 de abril de 2016

Desde el pecho, ligeramente a la izquierda

                     


  
                                  
Siempre soñó con ser madre. Desde muy chica, en el juego de las casitas, esperaba con ansias el momento de peinar a “la nena” para mandarla a la escuela. El deseo de llevar dentro a una personita solo aumentó con el tiempo.
Ya pasados los 30 el miedo se volvió real. En un trance de desesperación Ana Margarita acudió a lo sobrenatural (esta palabra no suena bien aquí). Y por medio de los designios de la fe, el oscurantismo o quién sabe exactamente qué providencia, una mujer le hizo la revelación que cambiaría su vida: “Tú  serás madre, pero no vas a parir, y tendrás una niña”.
Cierto día apareció una muchacha conocida a la puerta de su casa con tres meses de embarazo. Y allí, sin preámbulos, prometió regalarles el bebé a ella y su esposo Orlandito. Ya pasaron 25 años y aseguran recordarlo como si fuera ahora mismo. Cuando la bebita cumplió ocho meses se celebró el juicio que extinguiría cualquier parentesco con la familia biológica, y la joven pareja finalmente llevó a su hija a casa.
La pequeña cambió por completo la rutina de la peluquera y el tornero. Fueron ellos quienes le enseñaron a dar los primeros pasitos, guardaron los dientes de leche, la vieron correr y andar en bicicleta, siempre frente a sus ojos. Y las palabras mamá y papá afloraron por fin, desde un rincón impreciso del afecto, mucho más fuerte que los lazos sanguíneos.
A los siete años llegó el momento crucial. Margarita le contó a la niña que ella no le había crecido dentro, que su progenitora la había dejado para su cuidado junto a ellos, y que haberla encontrado los había hecho las personas más afortunadas del mundo. Fue entonces cuando la madurez de la infante echó fuera todos los miedos, y le dijo que no le importaba, que ahora los quería más.
Margarita tiene un tono especial para contar la historia. Asegura incluso que hay detalles que nunca compartió con nadie. A las buenas decisiones del pasado les debe el hecho de ser hoy “sinceramente feliz”, con una hija amorosa y un nieto que ha vuelto a avivar en su recuerdo los inicios de su incuestionable maternidad.
EN ESTE PEDACITO DE CIELO MÍO MUY POCAS VECES SALE EL SOL. ESTÁ OSCURO Y HACE FRÍO, NO HAY ARCOIRIS AQUÍ…
Muchas mujeres como Margarita se han convertido en madres sin haber experimentado la gravidez. Y muchos menores encontraron finalmente su hogar lejos del regazo que los vio nacer. Aun así en nuestra realidad existen mitos y escepticismo alrededor de la adopción. Siempre se ha mirado el tema con cierta desconfianza, por aquello de que “quien le da pan al perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro”.
En casi todos los municipios hay casas para los niños sin amparo familiar, pero es muy extraño que una pareja que no pueda concebir decida acoger a alguno de allí. Es más común que la gente termine quedándose con un vecinito o los hijos de parientes fallecidos. Y la mayoría de las veces de manera informal, o sea, sin el respaldo de la ley.
No todas las personas pueden adoptar. El estado cubano establece requisitos obligatorios para la protección de los infantes, y cada acción que se promueve se establece en interés de su mejor desarrollo y educación.
Mildrey Cutiño Rodríguez, asistente del Fiscal Jefe Provincial, asegura a 26 que la adopción crea entre el adoptante y el adoptado un vínculo de parentesco con los mismos derechos y deberes que establece el Código de Familia para la relación paterno filial, extinguiéndose los que hayan existido entre el adoptado y sus padres y los parientes consanguíneos de estos últimos.
¿Cómo es el proceso?
“Estos son procesos de jurisdicción voluntaria, donde no debe haber litigio y para el cual no se precisa un abogado.
“Los adoptantes promueven un expediente ante el tribunal municipal. Ese órgano judicial nos lo entrega. Investigamos en la escuela, el barrio… Somos una especie de consejeros en esta cuestión. Es el tribunal quien autoriza o no la adopción.
¿Es reversible?
No, mas si los padres adoptivos incumplen sus deberes serán privados de la patria potestad igual que los padres biológicos. Queda sin efecto si durante las investigaciones alguien con derecho a reclamar demuestra que es improcedente (padres desconocidos, por ejemplo)”.
¿Tienen derecho a adoptar las parejas homosexuales o familias monogámicas?
“Excepto por dos personas unidas por la ley nadie podrá ser adoptado por más de un individuo; en consecuencia, una pareja homosexual no tiene derecho a hacerlo (el matrimonio regulado en nuestra legislatura es entre un hombre y una mujer). No obstante, uno de ellos podrá solicitarlo, si reúne los requisitos. Una familia monogámica sí puede hacerlo”.
¿Los extranjeros?: “No existe prohibición, siendo necesario analizar cada caso particular. Y siempre prever que no se realice con otra finalidad”.
¿Cómo suelen llegar los adoptantes a los adoptados?
“Por consanguineidad o amistad, se va creando un vínculo afectuoso, incluso a veces el menor reconoce a estas personas como sus padres. Cuando se realiza un proceso de adopción no es que vengan varios ciudadanos interesados en un niño. (No hay una lista de posibles adoptados o una de adoptantes. Eso es un mito, al menos en Cuba).
“Tampoco es muy frecuente ver este tipo de procesos, son escasos. La gente sí se interesa por el tema porque hay muchos cubanos que no han podido tener hijos, pero casi siempre los quieren bien pequeños”.
RECUERDO LA PRIMERA VEZ QUE TOMASTE MI MANO. DESDE ENTONCES TE ESPERO CADA FIN DE SEMANA, CONTANDO LOS MINUTOS PARA QUE ENTRES POR LA PUERTA
Anabel se coló un día entre los ojos de Sulema. No sabe exactamente cuándo, pero la mirada de la niña le habló y ella entendió enseguida que le había nacido un retoño.
Se les puede encontrar muchas veces juntas. Sulema la lleva frecuentemente al trabajo, el círculo infantil Volodia, donde gusta ser la directora. Hay muchísimos abrazos entre ambas. Y conversaciones también, porque la futura mujercita está llena de preguntas y quién mejor que ella para ser su guía, su ejemplo.
Anabel es hoy la hija de Sulema y de Enrique; en los términos exactos constituyen una familia sustituta, pero cuando el cariño es mutuo poco importan los tecnicismos. Hasta el Hogar de Niños sin Amparo Familiar se fue esta pareja. Conocían la posibilidad y aceptaron rápidamente.
Experiencias como la suya han fructificado en la provincia. Así lo cuenta a 26 Sonia Hernández Silva, directora de dicho recinto en la localidad capital. “Actualmente existen seis familias sustitutas que apoyan a los chicos de nuestra institución, acuden a las escuelas, se preocupan por ellos y les brindan la calidez de una casa donde ellos asumen los roles filiales”.
“Según los términos de la ley una o más personas unidas por lazos de parentesco o matrimonio que residan en una vivienda independiente, pueden atender a uno o más menores durante los fines de semana, las vacaciones y otros períodos para apoyar a los hogares en las tareas de alojar, cuidar y atender a huérfanos o abandonados. Su objetivo es afectivo y no necesariamente concluye en la adopción.
“Actualmente tenemos 13 niños, en su mayoría con parientes, pero por una u otra causa no pueden atenderlos ahora. No procede para ellos una adopción en estos casos; de ahí que sea más frecuente la familia sustituta”.
Para Sonia las rutinas laborales se han trastocado con los afectos. Dentro de los  umbrales de su centro de trabajo ella es una madre más, la mentora de 13 críos que le han robado el corazón.
Asegura que allí todos son una gran familia. Cuando están enfermos, presentan alguna duda de la escuela, cuando se enamoran o quieren salir, se imponen retos que juntos saben resolver con cariño. Sonia ha hecho de ese también su hogar. La mayoría de las veces el principal porque es donde pasa más tiempo.
CAMBIASTE MI HORIZONTE CON AFECTO. DESDE ENTONCES DISFRUTO INCLUSO LOS CATARROS, PORQUE SÉ QUE VAS A ESTAR AHÍ, A UN LADO DE LA CAMA…  
Margarita, Sulema, Sonia y otras muchas personas aseguran estar satisfechas por las experiencias que de alguna forma han llegado a su vida. Las carencias materiales no fueron razones suficientes para privarlas de hacer a un niño feliz y serlo ellas también.
Sus historias ponen en duda el mito del llamado de la sangre. Los infantes serán en su vida adulta el ser humano que aprendan mediante la crianza y los valores trasmitidos. El afecto familiar deviene cuestión imprescindible en la existencia de cualquier individuo.
En la valentía de arriesgarse puede encontrarse finalmente a un hijo. Son decisiones de corazón, ese que no trafica con ganancias porque al final la “mercancía” es solo el afecto de un niño. No hay contradicciones. El amor no crece en el vientre. Es más arriba, en el pecho, ligeramente a la izquierda…

En recuadro:
¿Quiénes pueden adoptar y quiénes ser adoptados?
Los requisitos establecidos en el artículo 100 y 101 del Código de Familia para los adoptantes son los siguientes:
1.    Haber cumplido 25 años de edad y tener por lo menos quince años más de edad que los adoptados.
2.    Hallarse en pleno goce de los derechos civiles y políticos.
3.    Estar en situación de solventar las necesidades económicas del adoptado.
4.    Tener las condiciones morales y haber observado una conducta que permita presumir, razonablemente, que cumplirá respecto al adoptado los deberes que establece el artículo  85.
En cuanto al adoptado: (artículo 103)
1.    Que sus padres no sean conocidos
2.    Que por cualquier causa se encuentren en estado de abandono y no reciban el debido cuidado de sus familiares u otras personas que puedan brindárselo, siempre que esta omisión sea culpable.
3.    Que respecto a ellos se haya extinguido la patria potestad por la muerte de los padres o ambos hayan sido privados de aquella.
4.    Que estén sujetos a patria potestad, si los que la hayan ejercido dieran su consentimiento.

5.    Que no estén sujetos a patria potestad, hayan sido abandonados o se encuentren en estado de abandono y que por esta razón hayan sido acogidos en hogares de menores.


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