Me preguntas??? Estas ansias escapan a la mera definición de profesión; son de alguna manera una especie de estigma o esencia que encuentra las palabras exactas para enmarcarte en una condición más que en un concepto… y luego la realidad es más sencilla o más complicada?: escribes porque vives y vives porque escribes.

martes, 10 de mayo de 2016

A la vuelta de la esquina...



Eran algo así como los cuatro mosqueteros. Ambos padres y las dos mujercitas. Cuando las garras del período especial se hincaron fuerte sobre las cimientes del hogar, e incluso dejaron un hueco en la caja de los juguetes, la sobremesa de cada día era una suerte de lección “el sacrificio de hoy dará frutos mañana”…
Y no impidieron los remiendos de los zapatos de tela el juego diario a la vuelta de la escuela. La mochila sin color regresaba todos los días a casa repleta de sueños, de orgullo y ansias de saber, ajena a las carencias materiales, inocente por completo de las maromas que mami y papi hacían, a hurtadillas, para lograr un plato bien nutrido a la hora de la cena.
En tiempos difíciles el acto de compartir es aún más hermoso. Para las niñas jugar a ser hermanas fue también dar y recibir con creces, usar muchas veces el mismo par de zapatos, coger y soltar pinzas a una única prenda de salir y sobre todo, ir por la vida agarradas de las manos, sintiendo que una fuerza abrazadora les impulsaría siempre, sin importar de qué lado soplaran los vientos.
Para los cuatro mosqueteros el panorama de los 90 se disipó, al punto que a veces ya ni lo recuerdan. Y las chicas se hicieron grandes por fin. Ambas fueron a la universidad y consiguieron atrapar sus sueños aunque el vuelo les llevó muy lejos de casa. Solo un precepto se mantuvo firme, cual suerte de estigma… al calor de la familia se forjan las metas, y únicamente en su savia uno encuentra las fortalezas para recorrer sus propios caminos.
En nuestra sociedad hoy ya todo es más fácil. Hay muchas oportunidades a la vuelta de la esquina. Y no resulta extraño que un adolescente tenga laptop, teléfono celular, xbox, incluso más de lo que necesita. Parece una máxima de los padres aquello de darles a los hijos lo que uno nunca tuvo. Pero más allá del universo material, el cual para ser sinceros también hace falta, se imponen  cuestiones imprescindibles en el regazo familiar, y son certezas, valores, ejemplo para ir con orgullo por la vida.
En el hogar comienzan todas las travesías. Y lamentablemente no es un viaje sencillo. El machismo, la violencia, la homofobia, los rencores, la envidia, son pedacitos de angustia que pueden o no crecer en los tuyos. Los niños son tierra fértil  para cualquier semilla.
Como la historia de los cuatro mosqueteros existen muchísimas, todas con sus matices peculiares, difíciles de juzgar cuando se mira de lejos. Pero también hay otras muy tristes, con distancias insalvables entre personas que por la ley de la sangre deberían ser las más próximas.
No significa esto que la nuestra sea una sociedad en decadencia de afectos. Muy sui generis sí. El hecho de que más de un núcleo familiar conviva bajo el mismo techo es ya una garantía para discusiones, discrepancias, niños malcriados y algún que otro resentimiento.
De cualquier manera la familia es eterna. Y aunque ya casi nadie comparta religiosamente la mesa con toda su estirpe a la hora de la cena, o pida bendiciones, no creo que por ello nuestro amor sea menos fuerte. Ojalá que los buenos valores no entren nunca en contradicción con lo moderno. Y que para evocar una historia digna no haga falta acudir a otra época, más difícil y sobria, que el afecto siempre este ahí, a la vuelta de la esquina…

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