Me preguntas??? Estas ansias escapan a la mera definición de profesión; son de alguna manera una especie de estigma o esencia que encuentra las palabras exactas para enmarcarte en una condición más que en un concepto… y luego la realidad es más sencilla o más complicada?: escribes porque vives y vives porque escribes.

lunes, 15 de abril de 2013


La verdad es que muchas veces me ha llegado el aletear como la brisa… envuelto mis deseos en su suerte de vuelo… y le imagino grandote, despeinado por la prisa de las ganas, marcado con el apetito atroz en mi cabeza y repitiendo por las bajas este cuerpo pequeño que se cree llama, esas ansias que no van a parar…
Desde muy chica creo que aprendí a respetar su espacio. La primera vez que mi mami me escuchó gritar, en medio de la noche, asegura que vino a encontrarme con los ojos muy, muy abiertos, de puntitas en la cama y buscando algo impreciso en la oscuridad. Cuando quiso saber si había visto algo rompí en llanto…  Es que no está mami, no está…Supongo que desde entonces ya no me sabía sola…
De grande llegaron otras pruebas. Y aun cuando las cosas se volvían  frías o grises, ahí imaginaba yo a mi angelote… haciendo maromas por llevarme a rastras un pedazo de FE.
Hoy la vida se hace un tanto  difícil, las ganas demandan cada vez más espacio y mis metas, me temo que ya no están a la vuelta de la esquina…Seguirá mi ángel ahí??? Por estos días, como nunca, me gustaría pillarle en un descuido, alcanzar al menos la punta de un ala, una ojeada quizás, un susurro…
Supongo que entre las sombras pueden estar mis respuestas escondidas… Quién sabe si en ese breve espacio, justo cuando se hace la luz, puedo un día encontrarle…
A este punto ¿para qué sirven las certezas? Siempre he sido consciente de mi “ángel”… y en algún lugar caluroso del mundo, mi Adán recordaría las palabras del duque de Bomarzo… hay una lealtad ultraterrena que solo los elegidos pueden percibiryo gocé de ese extraño privilegio…

2 comentarios:

  1. Ese ángel sin alas parece que vuela, suspendido, entre tus nubes. Siempre ha estado ahí. Entre nubes que no se pueden ver, entre brazos que no se pueden abrazar. Pero el ángel, con su presencia desmedida, de tanto estar se nos escapa, Evita mía. Y no lo encontramos hasta que confiesa su aventura en ese paraíso que nadie conoce, pero solo tú sientes. Una vez el ángel llegó con sabor a destiempo. Pero su grito de luces en vuelo te sacudió tan fuerte que nunca más ha dejado de escucharse en tus oídos, como pasa normalmente cuando alguien da caza a un duende...

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  2. Gracias mi Adán... Pero que no se nos escape nunca...

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